Patrimonio minero
Actualmente el término patrimonio ha experimentado importantes cambios que han favorecido la ampliación de su marco conceptual al concedérsele un carácter cada vez más social.
Se ha pasado de una preocupación preferentemente «arquitectónica» a otra más territorial de forma que su dimensión monumental ha sido completada con una más cercana al hombre y más ecológica, e incluso espiritual, donde nuevas facetas que incluyen aspectos históricos, filosóficos o económicos son utilizadas para su mejor comprensión e interpretación.
Patrimonio ahora convertido en derecho de la colectividad no de unos pocos privilegiados.
Hoy, el propio territorio es considerado como patrimonio al ser depositario de las más antiguas y genuinas señas de identidad cultural y presentar una construcción espacial que nos ofrece información sobre los modos de vida de sus pobladores.
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Huancavelica patrimonio minero
Nos centraremos, en este caso, en la herencia patrimonial relacionada con la actividad minera en el territorio Huancavelicano. Una herencia que, por su estrecha vinculación con la industria del cinabrio, que abarca más de 3500 años, aunque actualmente solo se conocen los 500 años que corresponden a la época colonial.
En todo caso debemos identificar los restos materiales (edificaciones, herramientas, etc.) e inmateriales (modos de vida, conocimientos técnicos, etc.) que se derivan de estos procesos productivos que se han desarrollado en el pasado o que se desarrollan en la actualidad y que forman parte de la memoria colectiva de la población de Huancavelica.
Las necesidades de catalogación, conservación-restauración y valorización de este patrimonio han venido frecuentemente asociadas, en la práctica, al desarrollo de actividades terciarias como el turismo. Una función, junto a la propiamente cultural, que puede asegurar «la plena recuperación del patrimonio cultural», además de actuar como revitalizador socioeconómico.
Oportunidad
No obstante y para finalizar, consideramos muy oportunas las actuaciones en las que el patrimonio de origen minero (y también el industrial) es valorado como una oportunidad de desarrollo que puede rentabilizarse bajo los principios de sostenibilidad que se recogen en varios documentos del Ministerio de Ambiente que busca «armonizar las exigencias sociales y económicas del desarrollo con las funciones ecológicas y culturales del territorio, y contribuir de esta forma a un desarrollo territorial sostenible y equilibrado a gran escala»